diumenge, 12 de març del 2017

Es posible reducir el paro?

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Analizar el mercado laboral español es muy complejo, y más difícil aún buscar soluciones que puedan mejorar su situación. En cualquier caso, la reducción del desempleo estructural solo podrá lograrse con políticas a largo plazo y los efectos de éstas no serían inmediatos, por lo que es necesario complementarlas con soluciones que actúen a corto y medio plazo.

Son varias las reformas que hay que poner en marcha para acabar con el paro, además hay experiencias de éxito a seguir.

Si bien los datos de paro mejoran (en el pasado mes febrero en  las oficinas de Empleo había 9.355 personas registrados menos, y según la Encuesta de Población Activa (EPA) del 4º Trimestre del 2016, la tasa de paro fue del 18,63%), y la tasa de desempleo española se aleja de su punto máximo (27,16%) en abril de 2013, aún parece muy difícil volver al mínimo histórico de 7,95% en el segundo trimestre de 2007. La tasa de paro actual es una de las más elevadas del mundo.


Por otro lado, el desempleo estructural (es decir, el que existía antes de la crisis) en los últimos 30 años está entre el 13% y el 16%, una de las cifras más elevadas de la OCDE. La persistente dualidad, la precariedad laboral, la alta tasa de abandono escolar, la escasa cualificación o la incapacidad de los servicios públicos de empleo para recolocar a personas desempleadas, son algunas de las numerosas y bien conocidas deficiencias que sufre aquí el mercado de trabajo.

Para la creación de empleo el gobierno ha optado por los recortes y la reducción de salarios, el peso el ajuste lugar de caer sobre el sector público ha caído sobre la renta final de los ciudadanos (a través de las rentas del trabajo), lo que ha dado una reducción de la  demanda interna, una penalización  el consumo, y una disminución de la producción de bienes y servicios, lo que ha generado altos niveles de desempleo.

Por otro lado el modelo económico, la construcción masiva de bloques de viviendas, genero altos niveles de paro cuando con la crisis económica se vino abajo la industria del ladrillo. El resultado nueve años después del comienzo de la crisis,  es de cientos de miles de desempleados de la construcción.

Es necesario reinventar los motores del crecimiento, que potenciase un turismo cultural de mayor calidad,  lo que impulsaría la construcción a través del desarrollo de infraestructuras de transporte y de rehabilitación de monumentos históricos.

Otra medida es facilitar la creación de empresas, y  apoyar al emprendimiento, reduciendo las trabas burocráticas y de cargas fiscales (España actualmente ocupa el puesto número 81 en el ranking mundial de facilidad para poner en marcha una empresa, según el Banco Mundial), lo que darían más espacio a la iniciativa privada y a un mejor aprovechamiento de las oportunidades que ofrece el mercado. De esta manera la economía podría diversificarse y se aliviaría la tradicional dependencia del mercado de trabajo español de las grandes multinacionales y del sector público.

Hay que Incentivar la competencia y la innovación en todos los sectores, hay sectores regulados en exceso (el eléctrico, las telecomunicaciones, el transporte ferroviario, etc.) donde hoy la falta de competencia desincentiva la innovación y por tanto lastra la productividad.

No hay que olvidar apostar por la tecnología, aquí los productos de alta tecnología solamente constituyen el 5,1% de las exportaciones (siendo superadas por países como Rumania o Lituania), mientras que la media europea es del 15,6%. La falta de inversión en I+D+i con respecto a los competidores (1,24% del PIB, contra un 2,01% de media europea y 2,4% en la OCDE) y el excesivo protagonismo de múltiples organismos públicos en detrimento de la iniciativa privada explican los magros resultados de un sector todavía en fase de desarrollo. Esto ayudaría en el problema crónico de bajo crecimiento de la productividad,  promoviendo la inversión empresarial en innovación.

Hace falta también mejorar la coordinación entre la inversión pública, la inversión bancaria y la procedente de los mercados de capitales con las necesidades de las nuevas empresas y los emprendedores.

Finalmente, hay que tener en cuenta el  papel de la educación en el cambio de modelo productivo. Apostar por una formación en idiomas, y una reforma de manera que se tenga en cuenta en la formación facilitar la inserción laboral, teniendo en cuenta la demanda de  las empresas.

Reducir el desempleo estructural solamente podrá lograrse con políticas a largo plazo, los efectos de éstas no serán inmediatos, por ello hay que complementarlas con soluciones que actúen a corto y medio plazo.

Maria Hilda LOPEZ PEREZ

Presidenta ASSAT50

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