Los rápidos avances tecnológicos que hemos vivido en los
últimos años han dado pie a un intenso debate en el que predomina una visión
pesimista del futuro. Los robots, nos dicen, van a generar paro y
empobrecimiento. Se habla incluso de cobrar impuestos por su uso, como vía para
evitar un apocalipsis laboral en el que el trabajo humano se vería desplazado
por las máquinas.
Aunque el futuro está por ver, podemos fijarnos en la
situación actual para arrojar algo de luz sobre este debate. Un ejercicio
especialmente interesante es el que hizo el portal Prevención Integral y que
recientemente ha replicado el servicio de estudios de BBVA. En ambos casos, se
trata de comparar la densidad robótica (es decir, el número de robots en la
industria) con los datos de paro de algunas de las economías más importantes
del mundo.
Los datos sobre la existencia de robots provienen de la
Federación Internacional de Robótica, mientras que las cifras de paro son de
Trading Economics y Eurostat. A primera vista, podemos comprobar claramente que
las economías con más densidad robótica tienen menos desempleo, no más. Es el
caso de Corea del Sur, Singapur, Japón, Alemania, etc.
La comparativa entre España, Francia e Italia es sugerente
porque su nivel de robotización es similar (índice 100-200) pero los niveles de
desempleo son dispares (nuestro país duplica la tasa de paro que registran
galos y transalpinos). Esto vendría a confirmar que el verdadero reto radica en
las normas laborales y no en el nivel de robotización. No en vano, España ha
reducido su desempleo drásticamente gracias a una reforma laboral que no ha ido
de la mano de grandes cambios en los niveles de robotización.
También llama la atención que los datos más bajos de
densidad robótica son los que se dan en China, India, Brasil… Hablamos de
economías en vías de desarrollo que, sin duda, han crecido espectacularmente en
las últimas décadas, pero que están aún muy lejos de los niveles de riqueza que
se dan en el mundo rico.
Por tanto, centrar el debate en el nivel de robotización
supone ignorar factores mucho más relevantes para el empleo, como la propia
legislación laboral. También las facilidades a la industria y la inversión, el
clima fiscal y regulatorio o el imperio de la ley son aspectos que deben
considerarse a la hora de evaluar cómo se logra un mayor nivel de empleo y
bienestar en épocas de importantes avances tecnológicos.
FUENTE:LIBRE MERCADO
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