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Analizar el
mercado laboral español es muy complejo, y más difícil aún buscar soluciones
que puedan mejorar su situación. En cualquier caso, la reducción del desempleo
estructural solo podrá lograrse con políticas a largo plazo y los efectos de
éstas no serían inmediatos, por lo que es necesario complementarlas con
soluciones que actúen a corto y medio plazo.
Son varias
las reformas que hay que poner en marcha para acabar con el paro, además hay
experiencias de éxito a seguir.
Si bien los
datos de paro mejoran (en el pasado mes febrero en las oficinas de Empleo había 9.355 personas
registrados menos, y según la Encuesta de Población Activa (EPA) del 4º
Trimestre del 2016, la tasa de paro fue del 18,63%), y la tasa de desempleo
española se aleja de su punto máximo (27,16%) en abril de 2013, aún parece muy
difícil volver al mínimo histórico de 7,95% en el segundo trimestre de 2007. La
tasa de paro actual es una de las más elevadas del mundo.
Por otro
lado, el desempleo estructural (es decir, el que existía antes de la crisis) en
los últimos 30 años está entre el 13% y el 16%, una de las cifras más elevadas
de la OCDE. La persistente dualidad, la precariedad laboral, la alta tasa de
abandono escolar, la escasa cualificación o la incapacidad de los servicios
públicos de empleo para recolocar a personas desempleadas, son algunas de las
numerosas y bien conocidas deficiencias que sufre aquí el mercado de trabajo.
Para la
creación de empleo el gobierno ha optado por los recortes y la reducción de
salarios, el peso el ajuste lugar de caer sobre el sector público ha caído
sobre la renta final de los ciudadanos (a través de las rentas del trabajo), lo
que ha dado una reducción de la demanda
interna, una penalización el consumo, y
una disminución de la producción de bienes y servicios, lo que ha generado altos
niveles de desempleo.
Por otro
lado el modelo económico, la construcción masiva de bloques de viviendas,
genero altos niveles de paro cuando con la crisis económica se vino abajo la
industria del ladrillo. El resultado nueve años después del comienzo de la
crisis, es de cientos de miles de
desempleados de la construcción.
Es necesario
reinventar los motores del crecimiento, que potenciase un turismo cultural de
mayor calidad, lo que impulsaría la
construcción a través del desarrollo de infraestructuras de transporte y de
rehabilitación de monumentos históricos.
Otra medida
es facilitar la creación de empresas, y
apoyar al emprendimiento, reduciendo las trabas burocráticas y de cargas
fiscales (España actualmente ocupa el puesto número 81 en el ranking mundial de
facilidad para poner en marcha una empresa, según el Banco Mundial), lo que
darían más espacio a la iniciativa privada y a un mejor aprovechamiento de las
oportunidades que ofrece el mercado. De esta manera la economía podría
diversificarse y se aliviaría la tradicional dependencia del mercado de trabajo
español de las grandes multinacionales y del sector público.
Hay que
Incentivar la competencia y la innovación en todos los sectores, hay sectores
regulados en exceso (el eléctrico, las telecomunicaciones, el transporte
ferroviario, etc.) donde hoy la falta de competencia desincentiva la innovación
y por tanto lastra la productividad.
No hay que
olvidar apostar por la tecnología, aquí los productos de alta tecnología
solamente constituyen el 5,1% de las exportaciones (siendo superadas por países
como Rumania o Lituania), mientras que la media europea es del 15,6%. La falta
de inversión en I+D+i con respecto a los competidores (1,24% del PIB, contra un
2,01% de media europea y 2,4% en la OCDE) y el excesivo protagonismo de
múltiples organismos públicos en detrimento de la iniciativa privada explican
los magros resultados de un sector todavía en fase de desarrollo. Esto ayudaría
en el problema crónico de bajo crecimiento de la productividad, promoviendo la inversión empresarial en
innovación.
Hace falta también
mejorar la coordinación entre la inversión pública, la inversión bancaria y la procedente
de los mercados de capitales con las necesidades de las nuevas empresas y los
emprendedores.
Finalmente,
hay que tener en cuenta el papel de la
educación en el cambio de modelo productivo. Apostar por una formación en
idiomas, y una reforma de manera que se tenga en cuenta en la formación
facilitar la inserción laboral, teniendo en cuenta la demanda de las empresas.
Reducir el
desempleo estructural solamente podrá lograrse con políticas a largo plazo, los
efectos de éstas no serán inmediatos, por ello hay que complementarlas con
soluciones que actúen a corto y medio plazo.
Maria Hilda
LOPEZ PEREZ
Presidenta
ASSAT50
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